Nos levantamos con un cosquilleo en el estómago ya que ibamos a hacer una excursión en barco para tratar de bucear con tiburones ballena, el pez más grande del mundo. Nuestro gozo en un pozo cuando descubrimos que no había alojamiento para esa noche en nuestro hotel. Es lo que tiene andar sin reservas, que te da mucha independencia en el viaje pero a veces suceden estos imprevistos. Teníamos dos opciones; buscar otro alojamiento o anular la reserva de la excursión y parar de nuevo en Tofo cuando regresaramos de Vilanculos. Elegimos esta última. En un momento anulamos la excursión, hicimos las maletas y cogimos carretera en dirección norte.
Con las maletas preparadas para hacer unos cuantos kilómetros
Abandonando Tofo
Por la carretera niños con uniforme colegial por todas partes
Conduciendo por Mozambique
Cruzamos el Trópico de Capricornio
Alguien hizo una choza junto a la línea imaginaria del Trópico de Capricornio
A media tarde llegamos a Vilanculos con la idea de alojarnos en el Beach Villagepero no había sitio para nosotros, parecía que no era nuestro día a a hora de encontrar cama. Seguimos buscando y al final encontramos el Zombie Cucumber "Zombie Pepino" (28 euros) El porqué de ese curioso nombre para nuestro hostal nunca lo preguntamos por si acaso, pero no llegamos a ver ningún zombie con forma de pepino.
No habíamos comido casi nada durante el camino y aunque en el Zombie Cucumber no había restaurante, encargaron unas pizzas para nosotros. Rapidamente llegó un pizzero con su moto al estilo occidental. Está claro que no eramos ni mucho menos los primeros guiris en Vilanculos.
Lo mejor de Zombie Cucumber fueron sus empleados, Augusto y Grande. Ultimamente hemos viajado por paises donde casi no nos comunicamos con los locales por la barrera del idioma, en Mozambique fue un placer entendernos en "portuñol".
Nos reimos mucho cuando Grande nos contaba que después de la guerra civil comenzaron a llegar a Vilanculos los primeros turistas extranjeros en tiendas de campaña . Los niños habían oido historias sobre los colonizadores portugueses que mataban a los niños y les cortaban en pedazos, así que cuando veían un blanco salían corriendo despavoridos. Más tarde se dieron cuenta que los blancos no eran tan malos, ya que les daban caramelos, bolígrafos y otros pequeños regalos.
Grande no era el verdadero nombre de nuestro amigo, lo llamaban así desde niño por su envergadura.
DIA 10
A través de Augusto contratamos una excursión para ir a la isla de Magaruque en el Archipielago de Bazaruto. La agencia local se llamaba "Amor do Mar" y a las 08:00 de la mañana vinieron a recogernos. Bueno....a las 08:00 hora africana, vinieron más tarde.
En una playa cercana al hotel nos embarcamos en un "dhow" el bote de vela tradicional de Mozambique.
Rumbo a Magaruque
Durante el trayecto pudimos ver varios barcos pescando
Entre la costa continental y las islas se forman estos bancos de arena que los pescadores utilizan para tirar de las redes
Estos eran de los pocos privilegiados que llevaban barco a motor
La mayoría pescaba a vela o a remo
Los colores del Oceano Índico
Después de hora y media llegamos a Magaruque
Caminando por la isla de Magaruque en el oceano Indico
Playas paradisiacas y solitarias
Dimos la vuelta a toda la isla caminando, mientras que los otros guiris se quedaron en la playa donde nos dejó el barco
Poco a poco subía la marea y estos bancos de arena iban desapareciendo
Magaruque es una de las islas perteneciente al Parque Nacional del Archipielago de Bazaruto
Al otro lado de la isla no había nadie
Cruzando las dunas
El Índico con sus distintas tonalidades verdes y azules
Pasamos junto a un pequeño pueblo de pescadores y estos niños vinieron a saludarnos
Esta claro que estos niños no habían escuchado las historias de los portugueses
Echando las redes con barca a remos
Tras dos horas de caminata llegamos de nuevo hasta donde estaba nuestro "dhow" . Nos bañamos en la piscina natural que se formaba entre el arrecife y la arena para más tarde comer en la arena bajo un árbol. Los guias prepararon un pescado a la brasa buenísimo acompañado de arroz, patatas y una rica salsa a base de cebolla y tomate. De postre una rica piña.
Después de comer nos tumbamos debajo del árbol y dicen que alguno hasta echó unos ronquidos.
Nuestro Dhow "Amor do Mar"
Abandonamos la isla
A la ida fuimos a motor y a la vuelta a vela
Regresando del Archipielago de Bazaruto en barco de vela tradicional
Después de la dura jornada nos dimos un homenaje en este restaurante
Ya puestos yo me hubiera comido a un negrito, total los blancos ya tenemos la fama de comeniños y siempre le echarán la culpa a los portugueses ¿que podíais perder?, la cosa es probar cosas nuevas y esta oportunidad pocas veces se os va a presentar.
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Ya puestos yo me hubiera comido a un negrito, total los blancos ya tenemos la fama de comeniños y siempre le echarán la culpa a los portugueses ¿que podíais perder?, la cosa es probar cosas nuevas y esta oportunidad pocas veces se os va a presentar.
ResponderEliminarEsta claro que la culpa la tienen los portugueses. Mourinho, Pepe y Carvallo.
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